Los conductores de más de 65 años verán reducidos los años de renovación del carnet, y más aún para los que superen los 70 años, incluyendo pruebas físicas.

La experiencia es un grado, pero la edad también conlleva ciertas desventajas y achaques que pueden afectar a la seguridad al volante. La Dirección General de Tráfico (DGT) está muy activa últimamente, introduciendo novedades en la normativa vial y de tráfico que atañen a todo tipo de usuarios de la vía pública. ¿Los últimos en verse afectados? Los mayores de 65 años y 70 años, que verán reducido el periodo de renovación del carnet de conducir con el objetivo de mitigar las víctimas mortales al volante.

Según Educación y Formación Vial de la DGT: «el 30% de los fallecidos en accidentes de tráfico en la Unión Europea son mayores de 65 años». Como sucede con los más jóvenes, los veteranos requieren de una regulación específica, algo que por ahora no señalaba esta casuística que tantos percances genera al tráfico rodado.

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Renovación más corta

Los españoles ya no tendrán que esperar a la mayoría de edad para conducir un coche. Tal como confirmó la propia DGT, el permiso B1 estará disponible en 2024 para mayores de 16 años que conduzcan un microcoche. Se reduce entonces a vehículos que no superen los 400 kilogramos y con una potencia máxima de 15 kW, por lo que los urbanitas eléctricos serán de los más deseados por los adolescentes a partir del año que viene.

Los mayores de 65 años deberán renovar el permiso de conducir cada cinco años frente a los 10 anteriores. Ese periodo será de dos años para los conductores de más de 70 años.

Además, los más expertos de nuestro parque automovilístico deberán realizar y aprobar unas pruebas físicas médicas para dicha renovación. De este modo, se estudiarán mejor las aptitudes físicas y reacciones de los más mayores sin apartarlos de la carretera de manera definitiva, sencillamente se reducirán los tiempos entre renovación.

La reducción en los periodos de renovación del carnet, y el endurecimiento de las pruebas, pretenden prevenir las consecuencias de la edad en la conducción, puesto que cumplir años conlleva una serie de efectos que pueden ser negativos para la conducción como:

  • Rigidez en músculos y articulaciones, lo que puede dificultar girar la cabeza para controlar los ángulos muertos.
  • Disminución de reflejos, lo que nos hace reaccionar más lento a la hora de frenar o girar el volante ante un imprevisto.
  • Dificultades de visión, sobre todo cuando viajamos de noche o ante los reflejos.
  • Problemas de audición que impiden oír el ruido del motor o los avisos de otros coches.
  • Complicaciones para dividir la atención entre varias tareas como, por ejemplo, mirar el cuadro del vehículo o el navegador y atender a la vez a la carretera.
  • Problemas para conducir por zonas desconocidas, congestionadas o en cualquier situación que genere estrés.
  • Mayor propensión a la fatiga.
  • Dificultad para leer rápidamente los carteles y cumplir con las señales.
  • Problemas a la hora de conducir en situaciones meteorológicas adversas: lluvia, niebla, etc.

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Las enfermedades serán las mismas

Este recorte en los años no afecta a las enfermedades estipuladas como causas de no renovación, pero sí aumenta la probabilidad de impedir la circulación a ciertos conductores. Con el paso de los años las dolencias aparecen de un mes a otro, generando un malestar que puede afectar a las aptitudes al volante y que suponen la retirada del permiso.

  • Cardiacas: arritmias, intervención con marcapasos e infarto agudo de miocardio
  • Respiratorias: apnea del sueño o disnea permanente.
  • Crónicas: Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Lateral Amiotrófica, Artritis reumatoide y otras parecidas.
  • Algunas afecciones degenerativas, vasculares, oncológicas y endocrinas.
  • Trastornos psiquiátricos: depresión, trastorno de personalidad o del sueño, TDH y trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros.
  • Problemas de visión
  • Enfermedades neurológicas como la pérdida de consciencia, isquemia y epilepsia.

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¿A qué edad deberíamos dejar de conducir?

Lo cierto es que no se puede fijar una edad máxima para dejar de conducir, puesto que hay personas que con 50 años ya están en peores condiciones físicas y mentales que otras de 65, o incluso 75 años. Además, cumplir años eleva nuestro sentido de la responsabilidad, por lo que entraña más riesgo conducir con 25 que con 65 años. Así lo demuestra un estudio que dice que los menores de 25 años tienen una tasa de siniestralidad del 25% (que se eleva al 29% entre 18 y 21 años), mientras que entre los conductores de 65 a 75 años el porcentaje de accidentes está en el 11%, porcentaje que sube a partir de los 75 años.

Por tanto, como no hay una edad exacta recomendable para dejar de conducir, deberemos de tomar esta decisión a tenor de los resultados de los reconocimientos médicos que realizamos para renovar el carné, o teniendo en cuenta los siguientes signos que nos advierten de que hay que empezar a aparcar definitivamente el coche:

  • El propio conductor empieza a notar cierta inseguridad.
  • Tiene más despistes y equivocaciones en las rutas habituales.
  • Los desplazamientos conocidos le llevan más tiempo del acostumbrado.
  • Los amigos y la familia expresan sus dudas para que siga conduciendo.
  • Quien va en el asiento del copiloto está rígido, asustado, corrige errores de conducción o expresa claramente su temor.
  • El conductor sufre con cierta frecuencia pequeños accidentes, rozaduras y choques.
  • Otros conductores se quejan y le pitan.
  • Cree que hay más sobresaltos que antes, más gente que actúa mal a su alrededor, motoristas, ciclistas y peatones que «surgen de la nada.

 

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